Nadie, nadie, está al margen de las aftas. 🙂
Por fin ha llegado la hora del desayuno. Coges el bocadillo de la mochila, lo envuelves por una punta, “será de jamón, será de queso… ¡Viva! Es de atún”, lo agarras con las dos manos, abres la boca y… ¡Ay! Al primer mordisco los dientes también se han llevado media mejilla. A parte de ver las estrellas de dolor, sabes que acabarás con una buena llaga que te molestará durante unos cuantos días.
¿Qué son las aftas?
Las aftas son heridas pequeñas de forma redonda u oval que aparecen en la boca. También se les denomina llagas o úlceras.
Habitualmente, hacen unos 2-8 mm de diámetro. Parece mentira que sean tan pequeñas, ya que tienes la sensación, cuando te pasas la lengua o te friccionan con los dientes, ¡que en la boca tienes una pelota de golf.
Las aftas salen en la parte interior de la mejilla, en la lengua, en el paladar o en la parte baja de las encías. Son de color amarillento o blanco y las rodea una parte de color rojo.
A menudo, solo aparece una, pero en ocasiones, ¡pueden aparecer más de 20 a la vez!
Aunque son molestas, normalmente, no nos tenemos que preocupar cuando tenemos.
La mayoría curan solas sin dejar cicatrices.
¿Por qué aparecen?
Las aftas son pequeñas heridas que nos hacemos en la parte interior de la boca. ¿Cómo? Pues, la mayoría de las veces, cuando nos mordemos la mejillas o la lengua, por culpa de utilizar un cepillo de dientes demasiado duro o porque el aparato de ortodoncia nos fricciona. Eso sí, no siempre que nos mordemos, nos cepillamos o llevamos hierros nos tienen que aparecer necesariamente aftas.
Las personas que son celíacas, es decir que son alérgicas al gluten entre otras, tienen más tendencia a tener llagas en la boca.
Los nervios, también son amigos de las aftas. Por este motivo, les salen a muchos estudiantes en épocas de exámenes.
¿Cómo se notan las aftas?
Antes que te aparezca una afta, puede ser que te pique la zona afectada y tengas la sensación de quemazón u hormigueo. Cuando la llaga ya ha aparecido, te puede doler y molestarte al hablar, comer o beber.
Tener aftas no es una excusa para faltar a la escuela. Normalmente son pequeñas y no hacen un dolor tan espantoso como para que tengas que dejar de hacer nada.
Así pues, se debe tener paciencia y esperar a que se vayan.
Durante unos días la úlcera te acompañará a todas partes.
¿Qué podemos hacer si tenemos aftas?
Se recomienda utilizar un cepillo de dientes suave, comer cosas blandas (sí, las acelgas son blandas…), evitar aquellos alimentos que tengan especies que le den un gusto fuerte o los ácidos.
Si eres muy nervioso o estás en época de exámenes, prueba con ejercicios para relajarte. El farmacéutico te puede recomendar productos que te sirvan para reducir el dolor.
Sólo se va al médico cuando se tienen aftas en casos muy excepcionales.
Y recuerda…
Las aftas no se contagian entre personas. No salen aftas por dar besos a nadie ni por compartir el mismo vaso.