En el capítulo anterior ya decíamos que el acné tiene diferentes causas, no del todo aclaradas, y que hay que tratarlo en función de la lesión que produce.
También hay que recordar que lo primero que hace falta para tratar el acné es armarse de paciencia, y en último término, si las cosas no salen como se espera, no desesperarse.
Hábitos higiénicos
Sea cual sea la causa del acné o el tipo de piel afectada, la primera norma a tener en cuenta es la de la higiene. Unas buenas medidas de higiene pueden favorecer la disminución del acné.
- Evitar la manipulación de la piel para intentar extraer el barrillo. Cualquier presión que hagas a su alrededor provoca la rotura del folículo sebáceo, que está lleno de microorganismos, y disemina la infección por la zona. Y esta infección provoca pústulas que normalmente dejan cicatrices permanentes.
- Limpiar dos veces al día la piel de la cara y la espalda o la zona afectada. Lo más indicado es el agua y el jabón (preferiblemente «syndet» o pan dermatológico antiseborreico) y secarse completamente después de haber aclarado la zona.
- Reducir la ingestión de determinados alimentos, especialmente los que tienden a provocar reacciones cutáneas en personas jóvenes. Entre estos alimentos están las fresas y el chocolate, pero no está demostrado que los hábitos alimentarios sean responsables directos de las lesiones acneicas.
- Prescindir sistemáticamente de los productos cosméticos que no hayan sido formulados con la indicación específica «indicado para pieles acneicas o seborreicas». Y es que determinados componentes grasos son capaces de favorecer la aparición de barrillo.
- Reducir, por norma, el uso de cosméticos «normales».
Curas para el acné
La complejidad del proceso acneico y el papel decisivo que tienen los cambios hormonales durante la pubertad, hacen que todos los tratamientos -desde los más sencillos hasta los más agresivos- que prescribe el dermatólogo sólo permitAn detectar mejoras importantes después de muchos meses de curas.
Las personas que tienen acné, y sobre todo si son jóvenes, tienen que asumir esta realidad, y saber esperar el tiempo necesario para apreciar la mejora. A lo mejor no es un consuelo, pero relaja comprobar que todos tus amigos, en un determinado momento, pasarán por la experiencia con más o menos intensidad.
A veces, cuando se inicia un tratamiento, en vez de mejorar, se empeora temporalmente. Esta situación provoca las ganas de dejarlo, pero éste es el gran error: hay que tener constancia y no perder la fe en el tratamiento.
Tratamientos y productos para el acné
Los productos que se aplican para estas curas tienen que desarrollar como mínimo estas tres funciones:
1. Función desescamante: parecida a la que tienen un «peeling» moderado (función llamada también «queratolítica» moderada), gracias a la cual el conducto por donde tendría que circular la grasa elaborada por la glándula queda libre de obstrucción y tiene salida. Esta actividad produce una ligera irritación en la piel. Los componentes más eficaces, al margen del tratamiento que pueda recetar el dermatólogo, son los siguientes:
- azufre y/o ácido salicílico
- ácido azelaico, a concentraciones moderadas
- peróxido de benzoil, a concentraciones moderadas
- ácido glicólico, a concentraciones moderadas
- microgránulos exfoliantes incorporados a productos limpiadores
2. Función antiseborreica: también llamada sebo-reguladora o sebostática, con la que se busca reducir la secreción sebácea excesiva que caracteriza a las pieles juveniles acneicas. Existen diversos componentes moderadamente eficaces, entre los cuales podemos citar:
- azufre (actualmente menos utilizado que antes)
- ácido azelaico
- sulfato o acetato de zinc
- extracto de Arctium majus o de Nasturtium officinalis
- peróxido de benzoil a dosis moderadas
- micropartículas porosas capaces de absorber la grasa más fluida, con lo que se reduce el brillo de la piel
3. Función antimicrobiana: destinada a reducir los diversos microorganismos que proliferan y llenan el folículo acneico. Se usan sobre todo los siguientes componentes:
- peróxido de benzoil a dosis moderadas
- triclosan
- ácido azelaico, a concentración moderada
- lactato de etilo
- exposición moderada, y sólo ocasional, al sol, porque las radiaciones son antimicrobianas. Pero ATENCIÓN: una exposición prolongada durante horas o repetida en días sucesivos tiene el peligro de que la superficie de la piel engorde por el hecho de acumular queratinas, y que éstas bloqueen los folículos sebáceos y agraven el proceso del acné.
Observación
Los componentes anteriormente indicados se pueden identificar en los productos de Dermofarmacia y en las especialidades farmacéuticas publicitarias.
Durante los últimos años, los productos más utilizados generalmente incorporaban peróxido de benzoil o ácido azelaico, porque desarrollan funciones correctoras simultáneamente, pero NO TODO EL MUNDO REACCIONA POSITIVAMENTE A ESTOS TRATAMIENTOS.
Consejo
Si la situación acneica no cede, sino que se intensifica de manera evidente, es imprescindible visitar al dermatólogo.
Sólo este profesional podrá prescribir medicamentos que permitan hacer un tratamiento con querolíticos más agresivos, con antiinflamatorios, con antibióticos o con hormonas, la elección de los cuales requiere un buen diagnóstico y un seguimiento que permita controlar los posibles efectos nocivos.