Vas en bicicleta… Es tu cuesta preferida y tu amigo Max va delante, le quieres adelantar, haces una mala maniobra, encuentras grava, no quieres frenar… Tienes que frenar, no frenas… El manillar se descontrola, no notas los pedales, todo tiembla, ¡vas, vas, vas al suelo!… Ya estás en el suelo.
Del codo, un poco del dedo meñique de la mano izquierda, de la rodilla…. Estás en el suelo y te sale sangre.
¿Qué es una herida?
Las heridas son el resultado de agresiones a la piel y a los tejidos adyacentes y subcutáneos. Tendrán más o menos importancia según cómo se hayan producido.
Tipos de heridas
En general, para simplificar, habría que diferenciar entre heridas limpias, que son aquellas en las que se observa claramente si hay o no cuerpos extraños o restos del material agresivo, y heridas sucias, donde colocaríamos el resto, las más grandes, profundas o largas y en las que no se ve del todo si ha quedado una piedrecita dentro de la herida o no se sabe dónde se acaba, y a veces, se puede ver un trozo de carne muy pero que muy magullado.
Heridas incisas: márgenes limpios.
Heridas penetrantes: márgenes limpios y muy profundas.
Heridas contusas: tejidos magullados, a veces, con pérdida de sustancia. Aquí podríamos incluir las mordeduras.
Las heridas más frecuentes y también las menos graves son las erosiones, que son desprendimientos de las capas superficiales de la piel que dejan al descubierto vasos sanguíneos de pequeño calibre, y como consecuencia producen una hemorragia capilar.
Estas heridas, que nos hacen hablar de rodillas raspadas o de codos pelados, generalmente son consecuencia de caídas accidentales y se manifiestan sobre todo en las zonas más prominentes del cuerpo, de los brazos o las piernas… Las bicicletas y las motocicletas son especiales procuradoras de este tipo de heridas.
En la erosión se pueden quedar pequeños fragmentos del material con el que se ha producido el encontronazo: granos de arena, asfalto u otros.
HAY QUE EXTRAER CUALQUIER RESIDUO O RESTO DE MATERIAL QUE HAYA EN LA HERIDA, PARA NO FAVORECER LA INFECCIÓN
Herida incisa: Es lo que normalmente se conoce con el nombre de corte, y se caracteriza por la separación nítida de los bordes. Es la típica herida producida por una navaja, un cristal roto o el borde de una lata. Estas heridas acostumbran a producir hemorragias, porque el objeto que penetra en la piel abre los vasos sanguíneos que encuentra.
Uno de los problemas que pueden presentar estas heridas es que pueden afectar a otras estructuras aparte de la piel, como los tendones, los músculos o los nervios.
La segunda categoría de heridas son las producidas por objetos puntiagudos, es decir, las heridas penetrantes. Éstas son las que no se acaban de ver bien del todo, porque desde el exterior pueden parecer mucho más pequeñas que la profundidad de la herida. Pueden ser especialmente peligrosas según la zona donde se produzcan, como el tórax o el abdomen, porque pueden lesionar importantes órganos internos, como el corazón, el intestino, el hígado, etc.
Las heridas contusas son las que se producen por el impacto de un objeto no afilado sino romo o despuntado. La herida tiene bordes irregulares, es poco profunda y acostumbra a comportar destrucción de parte de la piel.
También cabe destacar las heridas que son incisocontusas, es decir, las que tienen un poco de cada.
Peligros de las heridas
Además de las complicaciones propias de cada tipo de herida, todas tienen un peligro común: la infección.
La obertura de la piel facilita la penetración de microorganismos, y el propio objeto causante puede estar contaminado por gérmenes que se filtran bajo la piel en el mismo momento del golpe o traumatismo.
Si la herida no está demasiado sucia y se cura adecuadamente, puede que no dé más problemas, pero si hay infección, se puede producir una inflamación de la zona, que aumenta de volumen, se pone muy roja y duele. La acumulación de células del sistema inmunitario y de microorganismos muertos da lugar a la formación de pus, una segregación lechosa y maloliente que supura de la herida.
Si no se produce infección, la herida cicatriza, crece el nuevo tejido y se forman las fibras que unen los dos bordes. El tiempo de cicatrización acostumbra a ser de una semana. Según el tipo de piel, puede quedar una marca o una cicatriz.
Una de las máximas complicaciones que se puede presentar es la infección por tétanos, enfermedad infecciosa causada por la bacteria Clostridium tetani que provoca trastornos muy graves de las funciones nerviosas.
Esta bacteria se puede encontrar en muchos lugares, como la tierra, espinas de plantas o agujas, hierros u objetos que pueden penetrar fácilmente en la piel.
Si el bacilo del tétanos penetra en la piel, se puede reproducir en su interior y elaborar una toxina que se extiende al resto del organismo, sobre todo a los nervios, y que actúa sobre las contracciones musculares, de manera que puede provocar la rigidez de diversas partes del cuerpo.
Las heridas que comportan más riesgo de tétanos son las profundas o sinuosas, que facilitan que el bacilo se pueda expandir en buenas condiciones, es decir, con falta de oxígeno.
La mejor manera de evitarlo es administrar de forma regular la vacuna antitetánica, que hoy en día ya se administra rutinariamente a todos los niños, dentro de los programas de vacunación infantil.
Los adultos deberían vacunarse de nuevo cada 10 años.
En caso de no haberlo hecho, después de hacerse una herida se les debería aplicar una dosis de la vacuna antitetánica.
¿Cómo se curan las heridas?
Los primeros auxilios de las heridas deben procurar evitar las complicaciones principales, como la infección y la hemorragia, y sobre todo, detectar posibles lesiones internas que puede haber causado el traumatismo.
Actuación
- Explicar a la persona herida qué queremos hacer.
- Lavarse las manos con abundante agua y jabón para no aumentar la posible infección. Tomar medidas de autoprotección, como ponerse guantes.
- Quitar la ropa que cubra la lesión, si la hay.
- Lavar la herida con un buen chorro de agua fría o de suero fisiológico estéril.
- Lavar la herida desde el centro hacia los extremos con una gasa humedecida con agua y jabón neutro (no con algodón, que puede dejar hilos), o con agua oxigenada.
- Cortar los pelos o los posibles restos de piel con tijeras de punta redonda.
- Aclarar y eliminar los restos de jabón o de agua oxigenada con agua o suero fisiológico.
- Secar la herida con gasas estériles.
- Aplicar un antiséptico, mejor a base de povidona yodada, con una gasa estéril.
- Si hace falta, tapar la herida o heridas con gasas estériles y fijarlas con un esparadrapo, haciendo compresión para cortar la hemorragia. Si la sangre no deja de salir, habrá que visitar al médico y quizás aplicar puntos de sutura.
¿Qué hay que saber sobre las heridas?
Que el agua oxigenada es buena para detener las hemorragias y es muy útil para limpiar las heridas.
Que el algodón puede dejar filamentos en el interior de la herida que favorezcan la infección y retarden la cicatrización. Que las pomadas y polvos pueden provocar reacciones alérgicas. Que el alcohol puede provocar quemaduras en los bordes de la herida y que no desinfecta sólo con aplicarlo sobre la zona afectada. Que la mercromina u otros desinfectantes con color tiñen la herida y no permiten observar su evolución. |
¿Qué hay que evitar?
En caso de que algún cuerpo extraño quede adherido a la piel o inserido en el cuerpo, más vale no intentar extraerlo, y consultar a personal sanitario.